¿ES POSIBLE emplear el amor como estrategia terapéutica y salir avante en esta tarea? ¿O simplemente es una ilusión deseada en la que sólo media la fantasía? Desde 1970, la ciencia médica ha empezado a conocer que la forma de pensar y sentir influye directamente sobre nuestro sistema nervioso, sobre la inmunidad o defensa, y en el sistema endocrino, o sea las hormonas, haciendo posible que estemos en armonía y salud o en enfermedad y sufrimiento, de acuerdo con cómo abordemos la vida y sus experiencias.
Esta nueva ciencia se denomina psiconeuroinmunología (procesos psíquicos).
Uniendo los cuatro sistemas que hoy se conoce que funcionan en forma interdependiente y lo que altera al primero, o sea a la psiquis humana, modifica a cada uno de los demás de forma directa.
Pues bien, siendo esto cierto, es importante saber que existe un camino consciente para que desde nuestra forma de pensar y de sentir podamos modificar favorablemente la salud y prevenir, y hasta curar, muchas dolencias llegando incluso a modificar el curso de muchas enfermedades graves.
El camino es muy simple. Consiste en utilizar el amor en las tres modalidades que se ha visto influyen favorablemente en toda esta cadena de sistemas orgánicos.
Las tres formas son el amor a uno mismo, el amor a los demás y a lo demás, y el amor a lo que hacemos en la vida cotidiana.
Amarse a uno mismo

Esto no significa narcisismo ni orgullo o soberbia, sino simple y llanamente saber que ese *uno mismo* es lo más importante que cada persona tiene.
Y que ese auto amor nos dará un sistema inmune fuerte que nos protegerá de caer en las enfermedades autoinmunes, donde nuestro sistema de defensa se ataca a sí mismo. Algo que bien puede entenderse si nos odiamos, recriminamos, reprochamos y nos menospreciamos, pues el efecto dominó de estos sistemas se dejará ver.
Amarse a sí mismo significa referirse a uno mismo en términos afables, comer alimentos nutritivos, descanso necesario y sobre todo ser comprensivo con nuestras fallas y debilidades, único camino «amoroso» para transformarlas.
Amar a los demás retirando el odio y el rencor, que son los enemigos de la paz interior, es muy necesario para el verdadero goce. Enamorarse es un estado ideal de la vida, ya que disfrutamos todo intensamente y restamos importancia a muchas cosas en realidad insignificantes.
Como es un estado transitorio, para hacerlo válido hay que lograrlo todos los días, o sea volverse a enamorar a diario de nuestros seres queridos.
Por último, amar lo que se hace nos da el disfrute de la actividad que desarrollamos, logrando que ésta nos recargue y renueve en cada momento, generando a la vez esa sensación a quienes interactúan con nosotros.
Si nos enamoramos, podemos estar seguros de que nuestro sistema inmune y nuestras glándulas endocrinas funcionarán mejor y nos darán mayor salud y bienestar. La clave está en mantenerlo todos los días, lo que nos dará la confianza en que vale la pena vivir.